La nostalgia por los antiguos celulares y su sorprendente durabilidad impulsó un mercado mundial de coleccionistas que está dispuesto a pagar cifras impresionantes por los modelos más icónicos de las últimas décadas. Algunos dispositivos pueden alcanzar precios de hasta decenas de miles de dólares en plataformas de compraventa, sobre todo si se encuentran en su empaque original y en perfecto estado.

En una era dominada por smartphones, hay usuarios que buscan volver a lo básico, interesados en los llamados “teléfonos tontos”: móviles diseñados exclusivamente para llamadas y mensajes de texto, sin acceso a internet ni aplicaciones. Estos teléfonos dominaron el mercado durante la década del 2000, pero quedaron obsoletos con la llegada de los smartphones y su fabricación cesó. Hoy, la única manera de conseguirlos es a través de subastas o ventas de segunda mano, y sus precios pueden sorprender incluso a los más escépticos.

Un ejemplo extremo es un iPhone de primera generación, sellado, que se vendió por 170.000 euros (aproximadamente 185.000 dólares). Más allá de casos excepcionales, varios modelos clásicos también alcanzan cifras significativas si están en buen estado.

Los celulares antiguos más valiosos del mercado

En plataformas como eBay, algunos modelos de colección se cotizan de la siguiente manera:

Nokia 3310: desde 32 dólares.

Nokia Sapphire 8800: desde 140 dólares.

Motorola StarTAC 70 Rainbow: 215 dólares.

Ericsson R290 Satellite Mobile Phone: 755 dólares.

Orbitel Citifone RTP101: 775 dólares.

Motorola DynaTAC 8000X: desde 2.160 dólares.

A pesar de su valor actual, ninguno de estos teléfonos fue el más vendido en su momento. Ese récord lo conserva el Nokia 1100, lanzado en agosto de 2003. Sin cámara, sin pantalla a color y con bordes de goma antideslizante, se ganó la preferencia de millones de usuarios por su resistencia y su batería BL-5C, capaz de durar más de una semana sin recarga.

Beneficios de los celulares antiguos

Aunque la tecnología avanza a pasos agigantados, estos teléfonos básicos todavía ofrecen ventajas:

Ahorro económico: no requieren planes de datos costosos y son más baratos que un smartphone.

Durabilidad: su batería dura varios días o incluso semanas.

Menor distracción: al carecer de aplicaciones, permiten un uso más enfocado.

Privacidad: sin conexión a internet, reducen el riesgo de exposición de datos personales.

Seguridad: en caso de robo o pérdida, el impacto económico y de información es mucho menor.